LA DAMA BLANCA (THE WHITE LADY)

¿Quién no tiene problemas con la droga? Los tenemos todos: los que las consumen y los que no. ¿A quién no le inquieta el lado oscuro de ese mundo? A la luz, hay abstemios, consumidores, drogadictos y también víctimas. Y en el lado oscuro, hay productores, traficantes, mafiosos y mucho dinero negro.
Hay chavales que no saben nada de eso o no lo quieren saber, pero la droga, aunque no lo quieran, puede cruzarse en su camino, como ocurre con otros chavales. Primero, los atrae; luego, alucinan; algunos, como otros mayores que ellos, cuando se quieren dar cuenta, ya son adictos; y después, no pocos se convierten en dependientes y quedan poseídos por la droga.
Todos conocemos casos parecidos que acaban mal. En los dos últimos años han muerto por sobredosis más de mil personas en España: jóvenes, mayores, mujeres y hombres. Con la crisis, más muertes… Por el opio, las anfetas y los alucinógenos, pero también hay muertes por los ansiolíticos, los sedantes y el alcohol, y habría que añadir el tabaco, que mata tanto o más, aunque no aparezca en la lista.

Los jóvenes ya están bastante machacados por la crisis, y algunos acaban destrozados por la droga. ¿Quién puede querer algo así para sus hijos? Todos tenemos problemas con la droga: de libertad, de seguridad, de justicia, de salud, de dinero… Por eso, hemos puesto en escena La Dama Blanca: una alegoría sobre la droga, en clave de danza flamenca, para todos los públicos, pero sobre todo, para los jóvenes.


ELENCO

Dirección y Coreografía
Rita Clara
Música y Arreglos Musicales
Jesús Rodríguez
Dama Blanca
Rita Clara
Joven
Marcos Rodríguez
Pensamientos
Carlos Garnacho
Latidos del alma
Jesús Rodríguez
Corazón
Alberto farto
Iluminación
Javier Arribas, Antonio Agudo
Sonido
Goyo
Diseño de Vestuario
Rita Clara
Realización de Vestuario
Carmen Granell

Sinopsis:

Seducido por una enigmática mujer, un bailarín adolescente danza a su paso y queda poseído:

¡Ay, le di mi vida a una dama,
que yo no sabía quién era
aquella dama tan blanca!

El primer abrazo y la novedad de lo prohibido; y luego, la danza de la Dama Blanca encadena al bailarín y le atormenta en sueños:

¡Ay, que yo no lo sabía,
que su alma era tan negra
como la noche más fría!

Al compás de la guitarra, el cante, la percusión y las palmas, la dama y el bailarín danzan el drama de la libertad y la esclavitud.